"Ignoro e ignoraré". Así nos definió un profesor la actitud del agnóstico. Y a continuación nos dijo pausadamente y con esa voz raspada de viejo luchador: "quedarse en la trinchera es muy cómodo". Nos explicó que en la mili el quedarse en la trinchera, protegido y a salvo en esa zanja cavada en la tierra, era la actitud de los cobardes. No era la actitud más inteligente, sino la más cobarde.
Quedarse en la trinchera del agnosticismo, diría él, no es la actitud más inteligente cuando uno se enfrenta al problema del Absoluto (de Dios) y de la verdad en general. Quedarse en la trinchera no es lo más inteligente, es lo más cómodo. Hay que salir de la trinchera y luchar, hay que lanzarse a por el enemigo, y el peor enemigo para la mente es el error, es la mentira, es el engaño; y su peor actitud es el quedarse quieta y no arriesgarse. Un filósofo no es el que más duda y el que más preguntas se hace, un filósofo es el que más ama la sabiduría y es por tanto el que menos miedo tiene a lanzarse a por la verdad. No hay sabiduría sin verdad, no hay filósofo sin verdad. Pero es cierto también que no hay sabiduría sin preguntas, y es necesario preguntarse por las cosas. Pero preguntarse por las cosas no significa dudar de todo.
Durante un tiempo yo creía efectivamente que la postura agnóstica era la más inteligente. Es realmente difícil llegar a conclusiones racionales para averiguar si Dios existe o no existe. No se puede decir, así como así, que Dios existe, ni tampoco que no existe ¿Qué pensar entonces? Fácil: no podemos saber. Saber si Dios existe o no es imposible para el hombre; puede que exista o que no exista, pero yo nunca lo sabré. Yo nunca lo sabré, pero no me vengas con que tú si lo sabes, porque tampoco tienes ni idea, así que déjame en paz. "Ignoro e ignoraré".
"No puedo saber si ganaremos o perderemos, y tu tampoco lo sabes, así que déjame que me quede en la trinchera a ver qué sucede..." Claro, si no salimos a luchar seguro que no ganaremos, si no salimos a pensar seguro que no conoceremos. Y salir de la trinchera no significa asomar un ojo entreabierto a ver qué sucede, significa salir a cuerpo entero y eso significa arriesgarse. Arriesgarse intelectualmente significa aceptar que uno puede equivocarse y que quizás tenga que dar un paso atrás y reconocer sus errores. ¿Pero qué problema hay en eso? Se aprende de los errores se suele decir, si no fallas nunca quizás no aprendas nunca.
Creo y pienso que la verdad es asequible a la mente humana. No en toda su riqueza y plenitud, pero sí parte de ella. Creo que hay mucha diferencia entre no conocer nada de la verdad y conocer solo un poco (Un infinito abismo de diferencia) y creo que merece la pena lanzarse a conocer ese poco.
No sé si habéis visto la película Matrix. Salir de la trinchera es seguir al conejo blanco escoger la pastilla roja. Morfeo le ofrece dos pastillas, la azul le devuelve a la ignorante y falsa felicidad de Matrix; la roja le abre las puertas al mundo real. Cuando Neo va a escoger Morfeo le dice: "Recuerda Neo, lo único que te ofrezco es la verdad, nada más".