miércoles, 21 de agosto de 2013

Vacíos y horizontes

Descubro, cada vez más a menudo, que en lo profundo del corazón humano hay un deseo insaciable, un deseo de infinito. ¿Cómo podría, si no, enfrentarse a la vida? ¿A caso le basta permanecer sentado en el sofá del salón mientras el ventilador da vueltas sin cesar? No, no le basta.  Desde lo mas profundo de sí, anhela el mundo exterior, anhela esa realidad que está tras la ventana, quiere tocar con sus manos los colores del universo. Por eso se levanta, mañana tras mañana, buscando el Sol, sediento de vida, de mundo, de algo...

Pero ¿Por qué se pierde entre estos bosques y praderas?  Se adentra en ellos creyendo haber encontrado el jardin del Edén. Viéndose bajo las frondosas copas de los árboles, da un paso bajo la sombra y otro bajo la luz dorada del dia, se emborracha de mundo sin darse cuenta de que su alma anhela un horizonte que está más allá. Tiene un deseo que ni las montañas ni los mares pueden saciar, porque el vacío que tiene dentro no es un vacío de este mundo. Porque al hombre le falta Dios, y sólo Dios puede llenarlo.

jueves, 18 de julio de 2013

El arte mayor

"El arte de la conversación es el arte mayor. Los que gustan brillar en él no entienden nada. Hablar de verdad, es amar, y amar de verdad, no es brillar, es arder"
Christian Bobin


Estas palabras han sido como una bofetada, pero de esas suaves, que no hacen daño pero que humillan. A mí me gustan las buenas conversaciones, quizás alguna vez haya querido brillar en alguna (más que quizás, probablemente, y más que alguna, algunas) Quizás incluso me haya jactado de ser un gran conversador, no ante el publico mortal claro, pero sí ante el publico fiel: uno mismo y Dios. Y caen estas palabras de Bobin ante mis ojos, tan verdaderas y sabias que no pueden sino detenerme y hacerme pensar ¿Hablo de verdad, o simplemente parloteo? ¿Busco brillar, o ardo?

miércoles, 26 de junio de 2013

De ida

Se estuvo cuatro años de su vida comprando billetes de ida-y-vuelta, y cuando llegó el momento le cogió por sorpresa y se vio obligado a rectificar, "no, perdón, sólo de ida". Su cara ya le era familiar a la chica que vendía los billetes tras ese cristal de seguridad. Aunque decenas y decenas de personas pasaban por ahí a diario para comprar sus billetes, él no era uno más, había sido fiel con sus dos o tres billetes "de ida y vuelta" cada año. Eso, en una estación de autobuses de largo recorrido, hace que uno sea especial.

Llegó la definitiva hora de despedirse de aquella estación ¿Qué se le va a hacer? las despedidas llegan, unas más silenciosas, otras con más ruido, entre lágrimas, risas, o gestos serios, más calidas o más frías, una despedida es una despedida, y siempre deja huella. No puede comprarse un billete sólo "de ida" y hacer como si no pasara nada.

Sin embargo, los billetes sin vuelta tienen su encanto particular. Si las miradas atrás y los recuerdos no nos encierran en el pasado, y nos atrevemos a subir a ese autobús, podremos disfrutar de un maravilloso viaje hacia el futuro, que, posiblemente, nos brinde estaciones tan grandes como de la que partimos. Quizás mejores. Reconozco que no soy experto en los billetes "de ida", a penas habré cogido dos o tres; pero ya digo que tienen su encanto. Empezar algo nuevo, llegar a una estación desconocida, con sus propios pasillos, cafeterías, puntos de información y de ventas, sus trabajadores... igual pero distinta a otras estaciones. Se pueden conocer centenares de ellas, pero nunca se conocen todas, y cuando se llega a una nueva, nuestra mirada vuelve a ser la del niño que busca el camino, batiendo con la mirada esas señales universales que nos indican por dónde ir, "salida", "metro"... Da igual cuantos años se tengan, bajarse en una nueva parada es continuar la vida, pero es comenzar una estación. Sí, hay que hacerse a ella, pero reconozcámoslo, es emocionante, llegar a una nueva estación de autobuses nos hace ser un poco Indiana Jones descubriendo nuevos caminos.

De todas formas, por mucho encanto que tengan los billetes "de ida", no hay por qué cerrar la puerta y tirar la llave. Siempre queda la posibilidad de guardarse en el bolsillo uno de esos billetes de "vuelta abierta".

miércoles, 8 de mayo de 2013

¿Tienes?

¿Lo tienes? Quizás, no lo sé. Cuando lo tienes lo sabes, es un "plus" en... no ¡¿qué digo?! es la vida ¿O a caso cabe vida sin él? Es el corazón que late sangre a cada rincón de tus días, que hace que no sean puro tiempo, horas vacías, dias huecos; es el horizonte al que mirar, siempre allí, es la lluvia que empapa cada milla del camino. Es unguento para los pies cansados, calzado para los sanos. Es respuesta a todas las preguntas, y esperanza de una respuesta mejor, eso, es esperanza... cierta. Es el despertarse cada mañana y el acostarse por la noche ¿Lo tienes? ¿Despiertas por las mañanas o sólo saltas de sueño en sueño?

domingo, 28 de abril de 2013

Anima Mea


Viejo, pobre, de figura
ruin y de maltrecha barba,
escondía en su fardo
mil palabras por espadas;
tapando en cada sonrisa
un ataque por la espalda.
Al entreabrirse sus labios,
agrietados por la escarcha
de la noche, caía una
sentencia sobre el alma
de quien le hubiera juzgado,
y ensartaba sus palabras,
malditas por el odio, en
sus indefensas entrañas.

Mas su rumbo doblaría,
del lugar en el que el Sol
halla su eterna morada,
de blanco hábito bajó,
y de dulces melodías,
la dama que en canción
la oscuridad y roca
tornaría en su interior.

“Mendigo vine al mundo
al que Dios me destinó,
guiaron mis pasos en la
noche miseria, dolor,
ingratitud; la ceguera
férrea que me impide a Dios,
inmerso en este mundo,
Caridad, mano que dio
a la mano que pedía,
Tú… misionero… pobre…
por Amor.”

jueves, 28 de marzo de 2013

El gran teatro del mundo (fragmento)

AUTOR:
Tú la discreción harás.

DISCRECIÓN:
Venturoso estado sigo

AUTOR:
Haz tú al mísero, al mendigo.

POBRE:
¿Aqueste papel me das?

AUTOR:
Tú sin nacer morirás.

NIÑO:
Poco estudio el papel tiene.

AUTOR:
Así mi ciencia previene
que represente el que viva.
Justicia distributiva
soy, y es lo que os conviene.

POBRE:
Si yo pudiera excusarme
deste papel, me excusara,
cuando mi vida repara
en el que has querido darme;
y ya que no declararme
puedo, aunque atrevido quiera,
le tomo, mas considera,
ya que he de hacer el mendigo,
no, Señor, lo que te digo,
lo que decirte quisiera.
¿Por qué tengo de hacer yo
el pobre en esta comedia?
¿Para mí ha de ser tragedia,
y para los otros no?
¿Cuando este papel me dio
tu mano, no me dio en él
igual alma a la de aquel
que hace al rey? ¿Igual sentido?
¿Igual ser? Pues ¿por qué ha sido
tan desigual mi papel?
Si de otro barro me hicieras, si
de otra alma me adornaras,
menos vida me fïaras,
menos sentidos me dieras;
ya parece que tuvieras
otro motivo, Señor;
pero parece rigor,
perdona decir crüel,
el ser mejor su papel
no siendo su ser mejor.

AUTOR:
En la representación
igualmente satisface
el que bien al pobre hace
con afecto, alma y acción
como el que hace al rey, y son
iguales este y aquel
en acabando el papel.
Haz tú bien el tuyo y piensa
que para la recompensa
yo te igualaré con él.
No porque pena te sobre,
siendo pobre, es en mi ley
mejor papel el del rey
si hace bien el suyo el pobre;
uno y otro de mí cobre
todo el salario después
que haya merecido, pues
con cualquier papel se gana,
que toda la vida humana
representaciones es.
Y la comedia acabada
ha de cenar a mi lado
el que haya representado,
sin haber errado en nada,
su parte más acertada;
allí igualaré a los dos.



miércoles, 13 de marzo de 2013

Libertad y ositos de peluche

Una de las grandes preguntas... ¿por qué libres? Si Dios existe y nos ha creado, ¿por qué nos ha creado libres? ¿Por qué capaces de no hacerle caso? Nos podía haber hecho tal y como somos pero sin la posibilidad de cagarla, sin la posibilidad de hacer daño a los demás, de desobedecerle a Él, e incluso de hacernos daño a nosotros mismos con nuestras propias acciones. ¿Por qué libres? ¿Acaso no podemos ser felices sin necesidad de pasar por esto? Nos podría haber puesto en el Edén directamente, pero sin haber plantado el dichoso árbol del fruto prohibido…

No sé hasta qué punto se puede llegar a comprender esto siguiendo un proceso puramente lógico, sin embargo, una explicación que me parece válida es que lo ha hecho por amor, porque nos ama y nos hace capaces de amar ¿y se puede amar sin ser libre? Siempre que hablo sobre esto me acuerdo del mismo ejemplo: tienes dos chicas delante, una te quiere porque está “programada” para ello, y la otra también, pero sin estar programada, (los motivos entonces son mucho más misteriosos) está claro, ¿a quién prefieres? ¿Quién te ama realmente? Leí en un libro de Pablo Domínguez una explicación de esto, y es que Dios no quiso hacer ositos de peluche que si lo tiras al suelo o les abrazas no les importa, sino seres humanos con sentimientos y capaces de amar y sufrir por amor, tal y como Dios lo hace. Y de nuevo ¿es posible esto sin libertad?

La cuestión es muy complicada, y pienso a veces que el misterio de la libertad es uno de esos MISTERIOS que desde nuestra condición de criaturas imperfectas no podemos llegar a comprender. Pero lo del Amor tiene mucho sentido. Y pienso… amor… Dios nos ama así, nos ha hecho a imagen suya y nos ama; Él es libre y se ha enamorado de nosotros como seres libres. No es que Él un día haya dicho “voy a crear algo, a ver qué le pongo… sí, brazos… ojos… sentimientos y sufrimientos… y ¡ah, sí! les haré libres también”. No, se supone que antes de crearnos ya nos “vio” como seres a imagen suya y eso implica ser libres y ser capaces de amar libremente. No nos podría haber creado exactamente iguales a como somos pero sin la libertad, pues de un ser así él no se enamoró, sería una criatura demasiado diferente a Él mismo, demasiado… poco divina, demasiado imperfecta. Reconocedlo, alguna vez habeis pensado "¡vaya chusma de libertad! preferiría no ser libre y simplemente gozar del Bien Supremo" (vale, es posible que no lo hayais pensado con estas palabras). Pero hay algo de perfecto en la libertad; los animales nunca fallan, no cometen errores porque tampoco pueden no cometerlos, como tampoco un ordenador puede cometer una inmoralidad, realmente un ordenador no puede fallarme, como sí que puede hacerlo un amigo. Un ordenador no puede no hacerme caso por mi bien, un amigo sí, puede ignorarme, pegarme, echarme la bronca, y en fin, un centenar de cosas desagradables porque sabe que me van a venir bien. Y me estoy desviando.

Dios se enamoró de seres libres, y nos creó precisamente por Amor, con todo lo que eso implica, es decir, nos creó libres, necesariamente libres. Juan, María, Alberto… no existen más que siendo libres, sin su libertad serían individuo J, individuo M, individuo A... Al fin y al cabo tenemos nombre propio porque somos libres. Somos seres esencialmente libres, e incluso casi podría decirse que somos libertades esencialmente humanas. En realidad no sé qué significa todo esto, pero intuyo que es algo muy hermoso.

viernes, 1 de febrero de 2013

"Testimonien la belleza de su fe"

"En las presas
yo divido
lo cogido
por igual.
Sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival"

He aquí la labor de los artistas; de los músicos, pintores, arquitectos, escritores de toda clase... aquellos que buscan la belleza y no sólo la buscan, sino que la encuentran y la plasman sobre un papel, una piedra o una pantalla de cine. Muchos hay sensibles a esa realidad invisible por sí misma pero presente en todo aquello que llamamos "bello".

Los cristianos sabemos que Dios es la belleza sin rival. De ahí la hermosa y necesaria tarea de los artistas cristianos, de plasmar lo que todo ser humano busca y necesita, la belleza, manifestada aquí y allá en los distintos rincones de este mundo que nos envuelve: en una estrecha calle de una ciudad medieval, en un horizonte de picos nevados, en una partitura o en una sencilla mirada.

Pero sobre todo quiero remarcar la belleza de la fe cristiana. La fe encierra todo un mundo de impresionante belleza para el que la conoce y vive, empezando por el Dios que la concede. Recuerdo que una vez me contaron de un hombre ateo que acompañó a un amigo a una procesión con el Santísimo y le dijo emocionado: "esto es precioso, estais todos locos, pero esto es precioso". La solemnidad del canto entonado por la voz de los asistentes, recogidos en la oscuridad e iluminados tenuemente por la luz de cada vela, la custodia en el centro alzada por el sacerdote, motivo de toda aquella celebración... Sí, cualquiera que esté ahí con los ojos un poco abiertos se dará cuenta de que todos esos hombres están locos, y quizás, ojalá, se pregunte de dónde les viene esa locura, y por qué les conduce a tan solemne acto, y si llegan a la cima de sus interrogantes, se preguntarán por qué esa locura tiene tanto sentido.

La Iglesia es al mismo tiempo la familia de Dios y su reflejo aquí en la tierra, y es por ello el continente de la Suma Belleza. Es una locura, pero sin duda la más bella que yo he podido ver. Por eso necesitamos trovadores que la canten, pinceles que la pinten, plumas que la escriban... Que hable de Dios el arte a todos sus oyentes, que esto no se quede entre nosotros...