Comentario de "Idea para una historia universal con propósito cosmopolita" (Kant)

Idea de una historia universal con propósito cosmopolita
(Kant)
José Mª García – 3º. Filosofía

Kant cree que la naturaleza tiene un plan, y que la historia es la elaboración de ese plan. Cree que en la humanidad existe una meta que tiene que ver con la institución de un Estado cosmopolita, pero que el hombre, en sus intentos de lograrlo, se ha quedado siempre muy lejos.
En su introducción empieza hablando de la voluntad humana, de la libertad y de la predictibilidad de sus acciones. Cuando nos movemos dentro de la metafísica hablamos de la libertad de la voluntad, pero esa libertad lleva al hombre a realizar unas acciones concretas, las cuales, al contrario que la libertad, son fenómenos, y en esa medida son regidas por las leyes que rigen todos los fenómenos, a saber, las leyes de la naturaleza. Si recordamos que Kant es hijo de la Ilustración, recordamos también que para él es un ideal la predictibilidad de la naturaleza, esto es, el control de ella mediante el conocimiento de sus leyes. Kant afirma que la historia pretende dar cuenta de las regularidades que se dan en la voluntad en grande del hombre.
En el día a día de un individuo él no se da cuenta de que sus acciones siguen unos parámetros, unas leyes, pero si nos elevamos por encima de lo individual y concreto y nos ponemos en el plano de la Historia de la Humanidad observamos que existen esas regularidades, esos patrones predecibles, explicados por las leyes de la naturaleza. Lo que quiere decir Kant es que los hombres seguimos inconscientemente (o conscientemente, eso es lo de menos) el plan de la naturaleza, perseguimos “el propósito de la naturaleza”.
Si observamos la Historia parece que el hombre no sigue un fin propio, parece que no hay un propósito racional, sino que más bien lo que nos mueve es el propósito de la naturaleza, y por ello lo que debe hacer el filósofo es buscar ese propósito de la naturaleza. Termina su introducción afirmando “Veamos si logramos encontrar un hilo conductor para una historia semejante, y dejemos que la naturaleza produzca al hombre que esté en situación de concebirla de este modo” (En defensa de la ilustración, pág. 74).
Lo que está diciendo Kant aquí, en definitiva, es que no somos libres, pues si todo lo que cabe esperar de nuestras acciones es que se rijan por las leyes de la naturaleza, las mismas leyes que rigen el movimiento de los cuerpos o las reacciones entre sustancias químicas, entonces parece no haber principio alguno intrínseco al hombre que pueda cambiar eso. Es incluso la naturaleza la que produce al filósofo capaz de entender su propósito. Esto parece más bien el Absoluto de Hegel, que se conoce a sí mismo a través de las razones concretas de los hombres, que no son otra cosa sino él mismo. Kant defiende la libertad humana, pero por lo que vemos en este texto, la conclusión debería ser otra, y es que parece que en lugar de controlar nosotros a la naturaleza gracias al conocimiento de sus leyes (ideal moderno), parece más bien que es la naturaleza la que nos controla a nosotros mediante sus leyes.
Pero volviendo a la tesis de Kant, él desarrolla su teoría mediante nueve enunciados fundamentales los cuales va explicando:
1- Todas las disposiciones naturales de una criatura están determinadas a desarrollarse alguna vez de manera completa y adecuada”: Es decir, que la naturaleza tiene un fin, tiene un telos que persigue. Es la causa final aristotélica. Tiene una concepción teleológica de la naturaleza, afirma que es un principio del que no nos podemos apartar porque estaríamos ante una naturaleza no legal, una naturaleza sin finalidad.
2- “En los hombres (como únicas criaturas racionales sobre la tierra), aquellas disposiciones naturales que aspiran al uso de su razón deben desarrollarse por completo sólo en la especie, pero no en el individuo”: La razón necesita ensayos y errores para aprender y para poder desarrollarse plenamente en el máximo de sus capacidades, y eso requiere un tiempo del que un único individuo no dispone. Es por eso necesario que los hombres se transmitan de generación a generación lo que han aprendido, de esta forma la ilustración de cada uno se va acumulando a la de sus antepasados, ganando así la razón mucho más tiempo para su pleno desarrollo. En este sentido afirma Kant que la razón debe desarrollarse en la especie y no solo en el individuo.
3- “La naturaleza ha querido que el hombre extraiga por completo de sí mismo todo cuanto sobrepasa el ordenamiento mecánico de su existencia animal, y que no participe de ninguna otra felicidad o plenitud que la que él mismo, libre del instinto se procure mediante su propia razón”: La naturaleza le ha dado al hombre la razón, y esto en lugar de zarpas, cuernos o colmillos; tan solo la razón y sus manos para que sea el hombre por sí mismo el que se gane la felicidad. La felicidad no le viene dada por naturaleza, sino que ha de conseguirla, para subsistir, defenderse y alimentarse el hombre ha de arreglárselas de forma que lo que consiga sea obra de sus manos y obtuviera él solo todo el mérito y no debiera agradecérselo sino a sí mismo (En defensa de la ilustración, pág. 77).
Es cierto que en el hombre hay una dosis de esfuerzo que en los animales no hay. El hombre para hacer algo tiene que empeñarse en hacerlo y si se presentan dificultades hacer un esfuerzo de la voluntad. Al contrario que los animales, el hombre no tiene ninguna herramienta natural específica para su supervivencia. Sin embargo, como dice Kant, lo que le viene dado por naturaleza es la razón, que podríamos equiparar a los cuernos o colmillos de otros animales. La razón es superior, pero viene dada en cualquier caso, por lo que no se entiende del todo que Kant afirme que el hombre solo deba agradecérselo a sí mismo. El hombre debe dar gracias a la naturaleza por la razón tanto como el oso por sus zarpas. Es claro que aquí Kant está defendiendo la idea de la autonomía del hombre y la razón, tan querida en la modernidad.
4- “El medio del que se sirve la naturaleza para lograr el desarrollo de todas sus disposiciones es el antagonismo de las mismas en la sociedad, hasta el extremo de que éste se convierte en la causa de un orden legal de aquéllas”: El autor explica que cuando habla de antagonismo se está refiriendo la insociable sociabilidad del hombre. Con esta expresión paradójica se está refiriendo a que el hombre, por un lado, siente la inclinación a juntarse en sociedad con otros hombres, pues es más cómodo y seguro. De hecho, es una inclinación que está en su naturaleza, es decir, que es la ley natural la que lo impulsa a entrar en sociedad. Pero, por otro lado, el hombre siente cierta repulsión por los demás y se ve inclinado a aislarse solitariamente del mundo. Sin embargo, el hombre vence su pereza movido por el deseo de sobresalir por encima de entre los demás hombres, se une en sociedad por el ansia de honor, de poderes o bienes (En defensa de la ilustración, pág. 78), y se sociabiliza a pesar de no aguantar a los demás. Los necesita y por ello entra a formar parte de la sociedad. Es la oposición con los demás hombres lo que hace que cada uno saque a relucir sus talentos, y es por eso por lo que este antagonismo o insociable sociabilidad del hombre constituye la causa del orden legal, pues sin él los hombres no se juntarían unos con otros. Así lo celebra Kant: “¡Dense gracias a la naturaleza por la incompatibilidad, por la vanidad envidiosamente porfiadora, por el ansia insatisfactoria de poseer o de dominar!” (En defensa de la ilustración, pág. 79).
Esta insociable sociabilidad del hombre, según como la describe aquí el autor, parece insociabilidad más que sociabilidad. Parece que la inclinación más natural es la de alejarse de los demás, y lo que empuja al hombre a entrar en sociedad y salir del estado de naturaleza es el ponerse por encima de los demás, o bien el adquirir bienes para uno mismo, lo cual está muy lejos de un querer estar con los demás. El “lado social del hombre” tal y como lo describe Kant parece más egoísmo que sociabilidad. El fundamento por tanto del orden legal no es ningún antagonismo, sino el interés propio. Encontraríamos muchos parecidos en el Leviatán de Hobbes.
5- El mayor problema de la especie humana, a cuya solución la naturaleza le apremia, es la instauración de una sociedad civil que administre el derecho en general”: La idea que tiene Kant en mente es la de una sociedad que determine con precisión los límites de la libertad de cada uno, de forma que puedan coexistir las distintas libertades de los distintos individuos sin pisarse unas a otras. Esto se hace mediante la instauración de unas leyes exteriores. Para Kant la libertad de cada uno termina donde empieza la del otro, y por eso es necesario una buena administración del derecho.
6- “Este problema es, a su vez, el más difícil y el que la especie humana resolverá más tarde”: Todos los hombres necesitan a alguien que gobierne por encima de ellos cuando conviven con otros hombres, pues tendemos a abusar de nuestra libertad  con respecto a los demás. Hay que escoger pues a un hombre de entre la sociedad para que gobierne, pero ese gobernante, por ser hombre y tener las mismas inclinaciones que todos los hombres, también abusará de su libertad si no hay nadie que le gobierne a él. Encontrar un hombre justo por sí mismo es realmente difícil y hay que dejar que la naturaleza lo traiga, pero para eso se necesitan, como ya se ha dicho, muchos intentos y errores, lo cual lleva tiempo. Es por eso que será lo último que se consiga.
7- “El problema de la instauración de una constitución civil perfecta depende del problema de una relación exterior legal entre los estados, y no se puede resolver sin éste último”: Los estados se ven en la misma situación que las personas antes de formar parte de un estado, es decir, que entre los diversos estados se da la misma relación que entre las diversas personas que estaban en estado de naturaleza. Existe un antagonismo en el interior de cada estado que por un lado le impulsa a juntarse con otros estados, y al mismo tiempo es impulsado a alejarse de ellos o a entrar en guerra con ellos. La naturaleza obliga a los estados a formar una unión de pueblos de la misma forma que a las personas a formar un estado. Por tanto, de la misma forma que los hombres en estado de naturaleza no pueden desarrollarse por completo, los “estados en estado de naturaleza”, por así llamarlos, tampoco pueden desarrollarse por completo internamente, pues andan ocupados en guerras con otros estados y distraídos en los estragos que éstas causan.
Es aquí donde aparece la idea de un estado cosmopolita, que sea realmente autónomo. Pero falta todavía algo muy importante y es que el hombre, aunque ya está civilizado, afirma Kant, le queda mucho para considerarse moralizado. Moralizar a los hombres se consigue mediante un gran esfuerzo interior por parte de cada república, lo cual se hace imposible mientras duren sus relaciones mutuas, las relaciones entre estados de las que acabamos de hablar. Y es por eso por lo que es fundamental una relación exterior legal entre los estados.
8- “Se puede considerar la historia de la especie humana en grande como la ejecución de un plan escondido de la naturaleza para llegar al estado de una constitución perfecta del Estado en el interior, y respecto a este fin, también en el exterior como única situación en que la naturaleza puede desarrollar por completo sus planes respecto a la humanidad”: Teniendo en cuenta todo lo dicho, podemos considerar que todas las guerras y demás hechos concretos que suceden a lo largo de la Historia, entran todos dentro de ese plan que tiene la naturaleza para con la humanidad. Es la forma de ir preparando a la humanidad para el cumplimiento de ese propósito (una situación general cosmopolita como seno en que se desarrollarán todas las disposiciones originarias de la especie humana [en defensa de la ilustración, pág. 89]), y las guerras y demás sucesos son esos intentos que proporcionan la experiencia necesaria para poder alcanzarlo.
9- “Un ensayo filosófico para elaborar la historia universal del mundo según un plan de la naturaleza, que aspira a la plena asociación civil en la especie humana, debe considerarse posible e incluso propulsor de este propósito de la naturaleza”: Nuevamente, si miramos la Historia podemos ver que este plan se está cumpliendo: los bárbaros son destruidos por los griegos, éstos absorbidos por los Romanos… Claramente la naturaleza obra por un fin, descubrimos esa marcha regular en los hechos, suficiente para mostrar que todo esto es verdad. Vamos alcanzando paulatinamente grados superiores de mejoramiento hacia ese Estado cosmopolita. Es fácil descubrir un hilo conductor que lleva a dicho propósito.
El objetivo de Kant con este ensayo no es cambiar el curso de la Historia, sino hacer ver a todos cual es el hilo conductor que tiene, cuál es la dirección que toma la Historia. Así, las generaciones futuras, saturadas de textos históricos tras unos cuantos siglos, podrán hacer una buena selección, quedándose con los textos y documentos que conduzcan a la elaboración de un Estado cosmopolita, y en ese sentido, este ensayo puede ayudar a adelantar el fin de la naturaleza y de la humanidad. Entendiendo, por supuesto, fin en el sentido de telos, y no de peras.
Conclusiones
Todo forma parte del plan de la naturaleza, que finalmente logrará su fin, que es el fin de la humanidad. Mi impresión es que coge la teología de la historia cristiana y la separa de Dios, sustituyéndole por la naturaleza, a la que parece que asigna intelecto y voluntad divinas, absolutas y superiores a las del hombre. Sustituye la idea de providencia  por la de propósito de la naturaleza las cuales, en contenido son muy parecidas, pero una conlleva consigo la idea de Dios y la otra no, la diferencia, en realidad es abismal.
Toda la Historia de la humanidad está guiada, y no es el mero devenir de hechos encadenados unos por otros sin ningún tipo de meta, que suceden simplemente creados por un hecho que los precede y causa, encaminados hacia la dirección que les imprime el hecho anterior, a modo de causa eficiente, pero sin ningún tipo de causa final. Kant afirma que la naturaleza tiene una finalidad, y los movimientos de la naturaleza (incluyendo nuestras acciones) no solo son empujadas desde atrás, sino que una meta y finalidad nos arrastra desde adelante.
Al margen de que, por mucho que habla de la libertad humana, lo que hace es negarla, me parece que la predicción que hace es muy acertada: la raza humana tiende hacia cierta unidad. De la diversidad hacia la unidad de pueblos, esta es la dirección. Lo que aún está por ver es si realmente llegamos a una unidad total, eso me parece más complicado.