Hoy he estado en misa y el sacerdote ha dicho un metáfora que me ha gustado: Nuestra vida es como una partitura impresionante, “bellísima”, pero es una partitura que debes tocar, no es una simple hoja, que si la dejas abandonada en un cajón se llena de polvo y al final no puedes ni leer lo que pone. No, en esa hoja están las notas para tocar una melodía de concierto, no dejes que el polvo la obstruya, cógela y tócala, y si no te sale una nota intenta tocarla de nuevo, una y otra vez… El sacerdote decía que a esa partitura nosotros debemos darle vida, sin nosotros está muerta, muda…
Si no intentas tocarla ¿Cómo vas a saber cómo suena?
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