lunes, 10 de octubre de 2011

El argumento ontológico

Lo siento mucho querido caminante, pero aquí viene un poco de ardua metafísica. Este semestre tengo teodicea, es decir, filosofía de Dios, que no es lo mismo que teología, o “estudio de Dios”. Son cosas diferentes, pero bueno, no es eso lo que ahora me importa. Lo que ahora me importa es el argumento ontológico.

¿Onto-qué...? Ontológico, pero tampoco voy a entrar al significado de la palabra "ontológico", sino que voy a pasar directamente a explicar este argumento. Se trata de un argumento que muchos filósofos han aceptado como bueno para demostrar que Dios existe, al menos hasta la modernidad. Sin embargo, dos de los más grandes filósofos de la historia, como son Sto. Tomás y Kant, lo rechazan; lo cual da que pensar.

De hecho, vamos a pensar… piensa por un momento en Dios. No importa lo que creas, o lo que pienses, o lo que comas los martes por la noche. Piensa en Dios ¿Cómo es? puff... es complicado, ¿Alguien que está por encima de las nubes y que nos observa y nos oye los pensamientos? bueno, es una forma de verlo, pero hay una cosa que es segura: Dios es perfecto. Sea lo que sea la perfección, Dios tiene que ser perfecto. Si el Dios en el que has pensado no es perfecto, vaya birria de Dios (con perdón) te has imaginado. Por tanto, si nos imaginamos a Dios lo imaginamos como perfecto.

Ahora imagínate a Dios existiendo y luego imagínate a Dios sin existir. Ésta es la gran pregunta de la humanidad ¿Dios existe o no existe? pues bien, piensa en las dos posibilidades, primero en una y luego en otra (si eres capaz de pensar en las dos a la vez adelante, pero no sé si el experimento funciona...). Y después de haber pensado en esas dos posibilidades pregúntate, como hizo S. Anselmo hace unos cuantos siglos, cuál de esos dos dioses que te has imaginado es más perfecto, ¿el que existe o el que no existe? La respuesta parece clara: un Dios que no existe directamente no es nada y el que existe no es que sí sea algo, es que lo es todo. De hecho es perfecto, y más perfecto que el que no existe.

Por tanto, si cuando pensamos en Dios nos damos cuenta de que tiene que ser perfecto, y también nos damos cuenta de que existir es más perfecto que no existir... entonces ese Dios en el que pensamos, que es perfecto, tiene que existir, porque si no, no sería perfecto. Pensar en un Dios que no existe sería pensar en un Dios imperfecto, pero eso es contradictorio, un Dios imperfecto no es Dios.

Es decir, que del pensamiento de Dios se sigue la perfección de Dios, y de la perfección de Dios se sigue la existencia de Dios. Por tanto, del pensamiento de Dios se sigue su existencia. Esto es lo que diría S. Anselmo. Diría que cuando pensamos en Dios estamos pensando en lo más alto que podamos pensar (“aquello mayor de lo cual nada se puede pensar”). No podemos pensar nada más perfecto que Dios; por eso, en realidad no podemos pensar en un Dios que no exista (Se entiende que Zeus, Atenea y todos sus amigos no son dioses realmente, pues no son todopoderosos, únicos, omnipresentes…) No podemos pensar en Dios-sin-existir porque no estaríamos pensando en Dios, pues eso en lo que pensamos no sería perfecto y no sería Dios. Por tanto, de que podamos pensar en Dios se sigue necesariamente que existe.

Este es el argumento ontológico. Ojalá me haya explicado y se me haya entendido. Reconozco que al principio parece absurdo, como que no convence, pero si lo piensas un poco a fondo resulta mucho más convincente que a simple vista. Cuando me lo explicaron en bachillerato me pareció una tontería, pero al estudiarlo en la universidad, y no sólo estudiarlo, sino también pensarlo yo mismo, me convenció y me lo creí durante un corto tiempo; tras darle más vueltas, y al pensar también en lo que responden Kant y Sto. Tomás a S. Anselmo, creo haber descubierto la verdad, al darme cuenta de por qué el argumento ontológico es falso. Pero esto lo colgaré en otra entrada en un par de días, por el momento piensa en el argumento ontológico, y piensa si te convence o no. Pero eso sí, no lo rechaces a simple vista por parecer absurdo, examínalo a fondo, si te interesa, y no hables de él sin conocerlo, pues de lo contrario serías tú el absurdo.

2 comentarios:

  1. ¡Falacia! ...digo...¡pole! XD
    Pues eso, el razonamiento ontologico ( por cierto, enhorabuena porque lo has explicado muy bien y me he enterado) es una falacia, las premisas se basan en sus conclusiones; no puedo decir que Dios existe por que piense en Él, es decir, la definición o intento de definir algo no implica su existencia.

    ResponderEliminar
  2. Eyy!! no te cargues el final, jeje, sí, es una falacia, pero una falacia muy buena, porque si la piensas y razonas un poco por tí mismo es capaz de engañarte. De la definición de algo no se sigue su existencia, eso es cierto con cualquier cosa contingente, pero con Dios es diferente, pues no es cualquier cosa, sino que es perfecto. ahí está el problema.

    ResponderEliminar