“Permaneced en mí, y yo en vosotros” (Jn 15, 4) Y así fue. Esas palabras resonaban en Cuatro Vientos cuando la tormenta descargó.

Habrá páginas y páginas escritas sobre aquella vigilia en Madrid, pero lo que los presentes sentimos lo llevamos cada uno dentro, y no hay forma alguna de robarnos la experiencia. ¿Qué experiencia? Pues eso depende de cada uno, porque aunque ha sido una experiencia común de toda una semana, cada uno se quedará con algo distinto, cada uno se quedará con su propia experiencia. Muchos con lo horriblemente mal que se han portado los italianos, otras con lo guapos que eran algunos de esos mismos italianos, pero habrá también quien se quede con una experiencia mucho más profunda que eso.
Sin embargo, mucho me temo que yo no soy de esos. La mía no ha sido una experiencia profunda, sino épica. Me parece impresionante que casi 2 millones de personas reunidas guarden silencio durante 15 minutos para rezar, para adorar; y que realmente no se oiga otra cosa que el viento. Ante esa imagen se me vienen a la cabeza aquellos versos de Simón & Garfunkel:
And in the naked light I saw
Ten thousand people, maybe more.
People talking without speaking,
People hearing without listening,
People writing songs that voices never share
And no one dare Disturb the sound of silence.
Es impresionante, pero no fue eso lo que más me movió el corazón. No fue esa mi oración más profunda. Lo que a mí realmente me encantó de esa noche fue la tormenta, y cómo reaccionamos. Me pareció tremendamente épico. Ya de por sí el vendaval y la lluvia eran impresionantes. Ver una carpa de adoración medio volando por los aires tampoco estuvo mal. Era una señora tormenta y lo mejor fue la reacción de la gente, que no fueron quejas, sino risas y gritos de alegría.

jajajajaja...pues si que recuerdos! Yo estuve en el escenario y la verdad esq nadie se quejo...todo el mundo cantaba y bailaba bajo la lluvia! =)
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