Si alguna regla no tiene excepción para confirmarse, esa es la regla del tiempo: el tiempo pasa y ya está, sin complejos, a su royo. El verano se ha terminado para mí, o más bien, las vacaciones de verano.
Cuando el verano empieza piensas en lo largo que va a ser y en las cosas que vas a hacer y en las que no. Eres consciente de que algún día llegará este día en el que todo habrá pasado y en el que pienses “ya se terminó, y ni me he enterado”, pero aún así, cada año llega este día y siempre te sorprende como si fuera la primera vez. Y por eso hoy vuelvo a pensar: “ya se ha pasado el verano, qué rápido, como si no hubieran pasado estos tres meses…”
Dos años de universidad a mis espaldas y otros dos que, en principio, me quedan por vivir. Uno nunca puede saber todo lo que ha aprendido en dos años de universidad; se pueden coger todos los apuntes desde el primer día hasta el último y pesarlos: “en lo que llevo de universidad he aprendido 5 Kg”. El conocimiento no se mide en apuntes, ni la experiencia en Kg. Cuánta diferencia hay entre aquel chico que entró en su primera clase de universidad con su camiseta negra de Blind Guardian, y el que entrará mañana en clase de latín. Aula 35 del edificio central de la universidad, un 1 de Septiembre por la mañana, parecen dos días muy parecidos, pero cuánta diferencia…
Bueno, el caso es que, a pesar de todos los cambios, hay cosas que no cambian, y un año más tengo que decir “Buenas noches Madrid”, pero sobre todo “Buenos días Pamplona”.
Cuando el verano empieza piensas en lo largo que va a ser y en las cosas que vas a hacer y en las que no. Eres consciente de que algún día llegará este día en el que todo habrá pasado y en el que pienses “ya se terminó, y ni me he enterado”, pero aún así, cada año llega este día y siempre te sorprende como si fuera la primera vez. Y por eso hoy vuelvo a pensar: “ya se ha pasado el verano, qué rápido, como si no hubieran pasado estos tres meses…”
Dos años de universidad a mis espaldas y otros dos que, en principio, me quedan por vivir. Uno nunca puede saber todo lo que ha aprendido en dos años de universidad; se pueden coger todos los apuntes desde el primer día hasta el último y pesarlos: “en lo que llevo de universidad he aprendido 5 Kg”. El conocimiento no se mide en apuntes, ni la experiencia en Kg. Cuánta diferencia hay entre aquel chico que entró en su primera clase de universidad con su camiseta negra de Blind Guardian, y el que entrará mañana en clase de latín. Aula 35 del edificio central de la universidad, un 1 de Septiembre por la mañana, parecen dos días muy parecidos, pero cuánta diferencia…
Bueno, el caso es que, a pesar de todos los cambios, hay cosas que no cambian, y un año más tengo que decir “Buenas noches Madrid”, pero sobre todo “Buenos días Pamplona”.
Y es en estos momentos cuando te das cuenta de lo importante que es aprovechar cada momento al limite, divertirte, no parar de tener experiencias y sobretodo, no parar de aprender y de pensar sobre lo que nos rodea!
ResponderEliminarUn saludo amigo