lunes, 18 de abril de 2011

Sabia locura

(Ensayo realizado junto con otros dos compañeros de mi clase de filosofía: Miriam Martinez y "Chopperhauer")



-P-¿Y si sólo estamos soñando? ¿Qué harías si viniese un día Morfeo y te plantease dos alternativas: quedarte en el engaño de Matrix o despertar y conocer la verdadera realidad?

-M: A veces preferiría quedarme en Matrix, no eres consciente de las miserias reales, vives en el sueño de que todo es mejor, y ese es tu mundo. Si vives feliz ¿por qué desengañarse?

-P: ¡Porque no es la verdad! Esa es una razón suficiente.

-M: Pero no sabes que estás engañado. Qué más da que no vivas en la verdad si no te das cuenta precisamente de que estás viviendo una mentira.

-P: La cuestión es esa: que lo sepas. Porque justo en el momento en el que te reconoces como ignorante empiezas a salir del error, ya has visto que no estabas en lo cierto. Como decía C.S. Lewis “Saber que uno está soñando es no estar completamente dormido”.

-M: Pero ¿No preferirías quedarte dormido? Al fin y al cabo la experiencia del dolor no es algo agradable. ¿La verdad lo vale? ¿Y si es peor?

-P: ¡La verdad lo vale! Porque conocer la verdad no solo te lleva a hacerte cargo de los males del mundo, sino también a encontrarles su sentido. Como te he dicho antes: una vez caes en la cuenta del error es inevitable empezar a buscar.

-M: ¿Buscar? Pero ¿en qué consiste esa búsqueda de la que hablas?

-Ch: ¡Por fin una pregunta que merece la pena! La ciencia, ahí tenemos todas las respuestas que buscamos. No sé porqué os complicáis. La ciencia ha conseguido simplificar y hacer más sencilla la realidad, está perfectamente ordenada: tenemos una especialización para cada sector de la realidad.

-P: No, te equivocas, hay muchos temas que la ciencia no abarca; como por ejemplo la belleza, el bien y el mal…

-Ch: Bueno, ahí tenemos la filosofía para encargarse de esos temas. También la estética o la ética están sujetas al análisis objetivo propio de toda ciencia. Todo lo demás se reduce a una búsqueda de consuelo espiritual subjetivo y sin sentido. La mayoría de las discusiones que se dan acerca del arte son divagaciones personales, subjetivas y, normalmente, pobremente argumentadas. Existen unas reglas para la belleza, existen proporciones, como la proporción áurea, que marcan la armonía y es, en definitiva lo que determina qué es bello y qué no. Esas reglas pueden estudiarse y recogerse; y mediante ellas llegar a ser un artista. Pero el subjetivismo extremo que se da en el arte contemporáneo me resulta sencillamente absurdo. Del mismo modo, la idea de genio que se tiene en el arte es también completamente falsa: esa creencia de que el “grande” es aquél que, en su inspiración, y tras una noche de insomnio y agonía se lanza a expresar sus sentimientos no es para nada objetiva.

-M: ¡Pero es que no me importa! Vale, con eso sí, puedo hacer cosas: analizar en un laboratorio y conseguir algo tan valioso como los medicamentos, hacer unas cuantas medidas y construir casas, pero todo eso ¿para qué? De qué me va a servir sólo vivir o incluso vivir cómodamente. En ese caso somos como los animales con la única diferencia de que adaptamos el medio a nosotros… pero y qué, todo eso es ajeno a mí mismo, se trata de conocimientos conducidos a mejorar las condiciones externas, conoces mucho, eres un científico… ¡pero no eres sabio! te pierdes a ti mismo en todo lo que está fuera de ti mismo… en el fondo el hombre no sólo necesita vivir o vivir bien, necesita saber para qué vive, tener el control de su vida, dar sentido a su experiencia…

Defiendo el arte, y la locura de conocer lo que parece incognoscible, porque es lo más valioso, porque finalmente refleja al hombre mismo, el espíritu libre del hombre. Necesitamos de esta fuente de expresión, para expresarnos y para oír lo que otros expresan, para aprender lo que verdaderamente vale en la vida. No me basta tener salud ni vivir en una mansión si quien está saludable o vive ahí está destrozado por dentro, porque al final lo más próximo a uno mismo es él mismo, y necesita comprenderse, saber que su vida, la suya y no otra cosa ajena, tiene sentido. Por eso el arte, la poesía y todo ese mundo enrevesado de las letras guardan lo más valioso. Es la fuente de conocimiento sobre la que más vale la pena absorber, la que manifiesta, finalmente, que en el mundo hay vida, hay hombres y no máquinas, que hay espíritus libres y creativos y no sólo procesos mecánicos… son, finalmente, la manifestación de que el hombre busca incansablemente el sentido de la vida, y sólo la sabiduría se lo puede dar a conocer. Por eso la filosofía como carrera es una gran herramienta para conocer, y una excusa para entrar al mundo laboral como “funcionarios” de la sociedad, pero ser filósofo es cosa de todos, el amor a la sabiduría es cosa de hombres, y no de máquinas, por eso un mundo con arte es un mundo humano.

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