martes, 29 de marzo de 2011

¡Piensen!

“Posiblemente solo entienda este libro quien ya haya pensado alguna vez por sí mismo los pensamientos que en él se expresan o pensamientos parecidos”. Efectivamente, muchas veces hace falta que, para hablar en profundidad de un tema, los que discuten hayan pensado ya sobre el tema en cuestión. Uno puede hablar del tiempo improvisadamente porque no hace falta ningún tipo de especulación metafísica para decir “sí, es verdad, hoy hace un tiempo de lujo, podríamos dar la clase en el campus”; quizás esa persona no se había parado a pensar en eso al despertar por la mañana, reflexionando sobre las posibilidades que se abren ante un día tan soleado, pero una conclusión de ese tipo puede elaborarse rápidamente en cuestión de segundos.

Sí, posiblemente el tiempo, el partido de ayer o si he dormido mejor o peor esta noche son temas de los que puede hablarse pensando sobre la marcha. Pero hay otra serie de temas que, en mi opinión, merecen un poco más de tiempo, y muchas veces esos temas son los realmente importantes en la vida. O mejor: No es que los temas realmente importantes sean los que más tiempo necesitemos pensar, sino que los temas que cada uno consideramos importantes son los temas a los que más tiempo dedicamos; son los temas que pensamos porque consideramos importantes.

Efectivamente, no sería raro que para una persona para la que el futbol es lo más importante de su vida, dedicase gran parte de su tiempo, no solo a ver partidos de futbol, sino también a pensar sobre ellos; por ejemplo, a pensar si la decisión de tal entrenador fue la decisión correcta o fue la peor que podía haber tomado; o simplemente recordando las mejores jugadas del partido. Nuestra mente se nos va inconscientemente a los temas que nos interesan, y matamos el tiempo pensando en ellas.

Como escribe Gilson en “el ser y los filósofos” : “El principio de los principios es que un filósofo debería poner siempre como lo primero en su mente, lo que es primero en la realidad. Lo que es primero en la realidad no tiene porqué ser lo que es más fácilmente accesible para el entendimiento humano; es aquello cuya presencia o ausencia entraña la presencia o ausencia de todo lo demás en la realidad”. Personalmente, pienso que tiene una razón inmensa, pero me temo que yo no voy a referirme a lo mismo que Gilson.

Tenemos que poner en nuestra mente lo que es primero en la realidad, eso dice Gilson, y repito que me parece que tiene razón. Pero por otro lado, él se refería al ser y yo me pregunto si realmente el ser es lo primero en la realidad. No pretendo entrar en ningún tipo de relativismo, ni pretendo negar que el ser sea el fundamento metafísico de toda la realidad, objetivamente hablando; pero qué lejos queda eso de toda mi vida, qué lejos queda eso de toda mi realidad.

No voy a hacer ninguna encuesta sobre qué es lo primero en la realidad, aunque sería interesante, pero me arriesgaré al afirmar que, si pregunto por lo primero en la realidad, muy poca gente daría una respuesta tal como “lo primero es el ser”. Y ahora pregunto al lector: ¿lo más importante en tu realidad es el ser…? ¿O es tu familia? ¿O son tus amigos? ¿O es tu trabajo? No voy a entrar en si es más importante la familia o el trabajo, pero sí quiero hacer notar que aquello en lo que piensa cualquiera, es aquello que tiene más importancia para él, lo que es más vivencial, lo que es más real. Quizás el ser sea lo primero en la realidad, pero prefiero pensar en cómo ayudar a un amigo o amiga a solucionar un problema antes que pensar en el ser. Si descubrir los misterios del ser me va a ayudar a solucionar el problema, o me va a permitir disfrutar de algún tipo de belleza especial, entonces, adelante. El problema está cuando el ser se convierte simplemente en una letra seguida de otras dos, es decir, el problema está cuando lo que persigues es sólo una palabra o una definición sin relevancia alguna en tu vida.

Lo que quiero decir con todo esto es que cada uno de nosotros debemos pensar sobre lo que nos importa y nos afecta. Pero no sólo digo que, en esos infrecuentes momentos en los que me pongo a pensar, debo pensar sobre lo que me afecta, sino que esos infrecuentes momentos deberían ser más frecuentes. Escuchar música mientras vas andando por la calle no está mal, pero pensar en tus cosas mientras vas andando por la calle está mejor.

Es importante que pensemos y reflexionemos sobre nuestra realidad, de esta forma nos conoceremos mejor a nosotros mismos, y de esa forma nos daremos a conocer mejor a los demás; los demás nos conocerán a nosotros, y no a una especie de momia que se ha dejado arrastrar por todo el mundo. Así también nos sentiremos conectados con una persona que haya reflexionado sobre los mismos temas que nosotros. Porque, como diría Wittgenstein: esa persona nos entiende.

Y termino simplemente con una frase del papa Juan XXIII: “Jóvenes del mundo, piensen... en lo que sea... pero piensen”.

0 comentarios:

Publicar un comentario