
Esa "valentía filosófica" fundada en la fe y esperanza cristianas es lo que me hechizó. La verdad es que ni me acuerdo de qué preguntas eran ni de la solución que dio, pero eso es lo que menos importa. No mucho tiempo después me aventuré a leer sus confesiones, un libro que recomiendo a todos, y de él copio este fragmento que tanto me fascinó cuando lo leí, en parte por lo identificado que me sentí en el momento de leerlo:
"Ni mis deseos eran ya de cosas materiales ni las buscaba a la luz de este sol con mis ojos de carne, porque los que quieren gozar de las cosas de fuera se quedan vacíos en seguida, y se pierden entre las cosas que miran, se hacen como ellas caducos y viejos, y van con su hambriento espíritu lamiendo sus falsas imágenes del bien. ¡Si desfallecieran de hambre y dijeran "Quién nos mostrará las cosas buenas?" Nosotros les diríamos y ellos nos oirían "¡Ha sido impresa sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor!" Porque no somos nosotros la luz que ilumina a todo hombre, sino que somos iluminados por Dios, para que los que fuimos en otro tiempo tinieblas seamos ahora luz en Dios.
¡Si ellos viesen aquella luz interior eterna que yo vi! Y porque la había visto, gritaba por no poder mostrársela. Si puediera ver su corazón y me dijeran "¿Quién nos hará conocer las cosas buenas?" Porque era allí mismo donde yo me había airado interiormente, en mi corazón, donde yo había sentido el dolor y había sacrificado, dándole muerte, mi hombre viejo, donde, iniciando el nacimiento de mi hombre nuevo, confiaba ya en Dios, allí era donde Dios me había empezado a ser dulce y a alegrar mi corazón.
Y gritaba al leer estas cosas (se refiere a unos salmos), y las hacía mías; y no quería ya dispersarme entre las riquezas de la tierra, devorando cosas de tiempo para no ser luego devorado por el tiempo, porque ya tenía en mí, en la eterna Simplicidad, otro trigo, otro vino y otro aceite con que alimentarme".
(Las Confesiones. San Agustín, Cuadernos palabra 19ª edición, Madrid 2007. pp. 217-218)
Autor cojonudo, sí, sin duda alguna. Yo las confesiones no he logrado leerlas, da muchas vueltas (tú ya sabes que no soy muy fande los filósofos que hacen eso), pero en cambio me encantan sus sermones: limpios clraos, auténticos estiletes directos al corazón. Feliz día de san Agustín.
ResponderEliminarHola Chema: Te propongo esta iniciativa que me ha llegado: http://carrerahaciacristo.blogspot.com.es/2012/09/pasando-el-testigo.html
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