“Todos los hombres desean por naturaleza saber”. Habrá pocas citas en filosofía más conocidas que ésta. ¿Qué significa que deseamos saber? Significa que deseamos conocer la verdad, y sin meterme en el debate acerca de si la verdad es la correspondencia de la realidad con los enunciados o con los pensamientos o con cualquier otra cosa, voy a entender “verdad” como se entiende convencionalmente, como lo entiende cualquiera, es decir, aquello que no es falso, que no es mentira, aquello que es real.
Existe la realidad y existe lo falso; parece ser que nadie busca lo falso, pero sí en cambio que todos buscamos lo verdadero (al menos a eso se refiere Aristóteles con su famosa frase). Yo me pregunto en primer lugar si es cierto eso que afirma Aristóteles, y si se puede entender tal afirmación sin necesidad de entrar en discusiones metafísicas; es decir, saber si lo puede entender cualquier persona.
Tengo mucha gente cercana con la que discrepo enormemente acerca de lo que puede ser la verdad, e incluso alguno puede pensar también que algo así como la verdad no existe, sino que más bien diría algo al estilo Nietzsche: que la noción de “verdad” es algo que se han inventado algunos para dominar al resto. Pero todos aquí sabríamos responder a tal afirmación: “al decir eso entras en contradicción, porque lo que tú afirmas lo estás tomando como verdadero, de forma que estás diciendo que es verdad que la verdad no existe”. Así nos han enseñado a responder, pero si es tan fácil contra-argumentar ese relativismo ¿Por qué sigue habiendo tanta gente que piensa así? En el fondo yo lo veo como algo sencillo: esa respuesta que nosotros damos les resulta tan contradictoria como a nosotros la suya. Nos podrían decir lo siguiente: “¿Por qué me dices que estoy tomando mi afirmación como verdadera si ya de entrada he dicho que no existe la verdad?” Me voy a intentar explicar mejor: el diálogo del que estoy hablando, simplificando, sería algo así:
-La verdad no existe.
-Entonces esa frase es verdadera.
-No porque la verdad no existe luego mi frase no puede ser verdadera.
-De nuevo tu afirmación la estás tomando por verdadera.
-No porque la verdad no existe y mi afirmación no puede algo que no existe
Etc. Es lo que coloquialmente llamamos “un diálogo de besugos”.
Mi opinión es que no existe la posibilidad de un diálogo racional entre estas dos afirmaciones. Se está partiendo de dos polos opuestos, de dos presupuestos contrarios. Hablando en términos lógicos: no se puede refutar un presupuesto desde su presupuesto contrario. Uno está dando por hecho que la verdad existe y el otro está dando por hecho que no existe… Son formas distintas de ver el mundo, y por tanto son formas distintas de plantear una pregunta o una afirmación. Por eso nos cuesta tanto entender que otra persona no entienda que la verdad existe necesariamente: porque si se afirmase lo contrario se estaría tomando por verdadero lo contrario (es decir, que no hay verdad) y por tanto habría una verdad y por tanto llegaríamos a una contradicción (que es verdad que no hay verdad), luego no se puede afirmar que la verdad no existe. El problema está en que toda esta argumentación que nos hacemos, la hacemos bajo el presupuesto de que la verdad existe.
No digo que ninguno esté equivocado y al mismo tiempo los dos están equivocados porque todo es relativo y en el mundo todo es nada y nada es todo… No, para bien o para mal yo creo que la verdad existe. Pero sí afirmo que el diálogo es imposible; para que haya diálogo tiene que haber comunicación, y no existe comunicación posible entre dos afirmaciones contrarias, especialmente tratándose de la verdad.
Entonces me podréis decir: “en ese caso si una persona está equivocada no se le puede hacer entrar en razón, porque el diálogo es imposible”. Pero no, pues aunque yo pienso que no existe diálogo argumentativo posible, sí existe lo que se podría llamar diálogo empírico. ¿A qué me refiero? A que, si nos fijamos, todo el mundo busca la verdad, todo el mundo desea la verdad; ésto lo afirmo con Aristóteles. Aunque no todos parecen buscarla o desearla intelectualmente o racionalmente, sí en cambio todos la buscan con sus acciones…con su vida… con sus deseos… Detrás de cada vida, detrás de cada sueño, detrás de cada deseo se encuentra un anhelo inmenso de verdad, de trascendencia, de huir del caos, de huir de lo efímero, de la mentira.
Aunque a una persona que afirma que la verdad no existe no podamos demostrarle con un argumento deductivamente válido que se equivoca, sí que podemos en cambio hacerle ver que si en lo más hondo de su interior no buscase una verdad no estaría intentando convencernos de lo contrario.
Entonces: ¿buscamos la verdad? Sí, por supuesto ¿Cómo lo podemos ver? En que todas las personas buscan algo o desean algo, en que todas las personas actúan, y no lo harían si no buscasen algo; y ese algo, lo sepan o no, es la verdad.